No es nada nuevo hablar del mal estado de la sanidad pública. Listas de espera interminables, falta de personal, falta de centros, escased de medios y profesionales en el transporte sanitario de personas que no se valen por sí solas o que necesitan un servicio de urgencias (así como el retraso tan enorme con el que funciona en ciertas zonas ), atentados contra la dignidad del paciente, equivocaciones garrafales que llegan a veces a costar vidas.
Pero lo que algunos desconocen es la situación en la rama de "Salud Mental". Si nuestra salud física importa un pepino a los de arriba, imagínate el caso que harán a los "enfermos mentales".
No hace falta saber mucho del tema para darse cuenta. De vez en cuando sale alguna noticia en los medios de desinformación, adornada con esa morbosidad que tanto reclama el personal borreguizado, en la que un esquizofrénico asesina a sus padres y pasea sus cabezas decapitadas por la plaza del ayuntamiento, por ejemplo. Y todo porque no hay medios ni ayudas eficaces para estas familias desprotegidas ni para los propios pacientes.
Yo hablo desde mi propia experiencia al respecto. De hecho, escribo esto en busca de desahogo.
Mi caso no es el de una persona esquizofrénica, sicópata o con cualquier otro trastorno de la conducta que implique peligro real hacia los demás. A mí me diagnosticaron Anorexia y luego Bulimia y luego Bulimarexia... total que, entre unas supuestas fases y otras, me pasé más de 10 años en un estado de semicongelación emocional, aislada del mundo y de la gente, metida en mi urna de hielo y música transcendental sin poder enfrentarme a mi misma y viendo la vida y los años pasar, uno tras otro, vana y dolorosamente; tan dolorosamente que no quiero ni buscar en ese rincón oscuro de mi memoria las palabras que me ayudarían a definir mi agonía, además ese es otro tema.
Pero lo que algunos desconocen es la situación en la rama de "Salud Mental". Si nuestra salud física importa un pepino a los de arriba, imagínate el caso que harán a los "enfermos mentales".
No hace falta saber mucho del tema para darse cuenta. De vez en cuando sale alguna noticia en los medios de desinformación, adornada con esa morbosidad que tanto reclama el personal borreguizado, en la que un esquizofrénico asesina a sus padres y pasea sus cabezas decapitadas por la plaza del ayuntamiento, por ejemplo. Y todo porque no hay medios ni ayudas eficaces para estas familias desprotegidas ni para los propios pacientes.
Yo hablo desde mi propia experiencia al respecto. De hecho, escribo esto en busca de desahogo.
Mi caso no es el de una persona esquizofrénica, sicópata o con cualquier otro trastorno de la conducta que implique peligro real hacia los demás. A mí me diagnosticaron Anorexia y luego Bulimia y luego Bulimarexia... total que, entre unas supuestas fases y otras, me pasé más de 10 años en un estado de semicongelación emocional, aislada del mundo y de la gente, metida en mi urna de hielo y música transcendental sin poder enfrentarme a mi misma y viendo la vida y los años pasar, uno tras otro, vana y dolorosamente; tan dolorosamente que no quiero ni buscar en ese rincón oscuro de mi memoria las palabras que me ayudarían a definir mi agonía, además ese es otro tema.
En este período de total escepticismo y abatimiento lograba, de vez en cuando y desesperada al ver el dolor de mi familia, acudir arrastrando mis despojos al centro de salud mental de mi localidad. Si de por sí cuesta horrores coger fuerzas de donde no las hay para dar el paso de buscar ayuda, es prácticamente imposible si la sanidad lo único que te pone es la zancadilla, me explico: listas de espera de meses, retraso de más de una hora para recibirte y menos de media hora para atenderte, tratamiento único para todo tipo de pacientes consistente en el fomento de la drogadicción (farmaceúticas al poder), ahorro de medios y de personal cualificado mediante iniciativas de "integración" en grupos de más de 20 pacientes donde el más alegre tenía 3 intentos de suicidio a sus espaldas...
Al final tubo que ser la enfermedad de mi madre y mi propia fuerza, sacada de yo que sé dónde al tocar fondo, la que me hiciera quitarme la máscara, salir de mi urna de pesadillas y plantarle cara a la vida, a la realidad.
La realidad es que a los Estados les interesa tener a la gente idiotizada y drogada, y las personas de mentalidad y corazón abierto poseen una sensibilidad especial que las hace más vulnerables a este tipo de ataques. Están consiguiendo aislarnos en cajoncitos donde no nos llegue el dolor del que está en otro cajoncito distinto; la empatía, el cariño, el sentimiento colectivo ... todo eso sobra y es molesto y lo peor es que... ¡¡ TÚ LES ESTÁS DEJANDO!!. ¡¡SAL DE TUS TRNCHERAS!!
Nos cortaron la lengua,
nos amputaron las manos,
nos sacaron los ojos, ´
nos torcieron los pies,
nos redujeron el cerebro.
Nos dejaron adormilados y moribundos.
Pero no pudieron secar nuestro corazón.
Hagamos que nuestras lenguas cortadas se conviertan en los látigos de la verdad,
las manos en bofetadas de esperanza,
los ojos en luces de entendimiento,
los pies en patadas de reacción
y los cerebros en bombas de vida.
4 comentarios:
animo meri que ya lo tienes casi dominado.Eres una luchadora y te mereces tu recompensa despues de tantos años de lucha sin tregua contra viento y marea en una lucha que estas sola, los demas poco podemos hacer porque es algo que solo tu tienes que vencer, pero si puedo hacer algo sabes que estoy contigo para lo que necesites. Un abrazo muy fuerte
Eres un ejemplo a seguir.
Hay gente perdida de verdad.
Yo,por ejemplo.
Careta
Todo el mundo tiene sus "enfermedades" mentales, el problema es que es algo que todavia se trata con verguenza, parece que da cosa ir al psicologo o decir que tu coco necesita ayudar por cualquier motivo (o por ninguno en concreto).
Animo!
gracias por los ánimos y todo eso, pero yo lo que pretendía era denunciar el mal estado de salud mental en nuestro sistema sanitario. Por supuesto que existen enfermedades mentales pero no todas las que dicen lo son.De verdad que hay muchísimas más cosas detras
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