Las imágenes se autocrean en mi mente. Sensaciones amontonadas y quebradizas que describen cada uno de los instantes.
Los niños-suburbio tienen la cara desencajada, la sonrisa moribunda y sus ojos han visto más allá, hacia un lugar que tú nunca llegarás.
Los niños-suburbio, de cuna de madera o de ojalata, crecen entre cenizas, se alimentan entre cucarachas y duermen entre calcetines sudados y latas de cerveza.
Los niños-suburbio saben de desastres naturales, de guerras, de corrupción, de maltratos... de moda, de coches, de tecnología... saturados de información, de medios, buscan su válvula de escape.
Los niños-suburbio no tienen papá ni mamá. Éstos se perdieron en alguna fábrica u oficina buscando burbujas resistentes para sus retoños.
Los niños-suburbio han hecho suyo el viejo lema: "there´s no future". No hay nada por lo que luchar, todo es irreal, una ficción; otra película más bajada de la red, pero no tan espectacular.
Cerveza, Negrita, porros, chicas, graffitis, hip-hop... no son tan diferentes.
Supervivencia en la selva urbana, otra mirada, otro modo, otra forma de creación y autodestrucción.
